En
mi nuevo puesto de trabajo paso muchas horas muertas esperando, parado junto a
bordillos dentro de un coche.
Me
acompañan de común la radio y los libros; entre ambos se llevan buena parte de
ese tiempo de obligado cumplimiento.
Pero lo que más hago es pensar. Y tengo la sensación de que en estos pocos días
se me ha despertado de golpe el músculo del pensamiento, que andaba el pobre,
sobre todo de un tiempo a esta parte, como escuálido y adormilado.
Ahora,
para qué lo he sacado de su letargo, o qué es lo que pienso exactamente, o,
yendo un poco más lejos, qué va a resultar de todo ello, es para lo que no
tengo respuesta. Ni clara, ni todavía.
Pero lo pensaré, ahora que tengo tiempo.
Coda: ya no hago ese trabajo; ahora estoy mucho más entretenido.
Aunque pienso menos, eso también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario