El pasado día 21, a los 92 años, murió en su pueblo natal, Santarcangelo di Romagna, el gran Tonino Guerra. El invierno se despedía de la forma más cruel.
Ya solamente por haber escrito los guiones de La noche, Amarcord, o La noche de San Lorenzo, Tonino Guerra tendría todo el derecho a ser considerado como una de las figuras de la cultura cinematográfica en el siglo XX. Directores de la categoría de Antonioni, Fellini, Angelopoulos o Rosi, entre otros, disfrutaron en múltiples ocasiones de su talento.
Pero es que además este italiano de Rímini era un grandísimo poeta. Libros como Los bueyes, La polvareda, La miel o Llueve sobre el diluvio, no me dejaran por mentiroso.
De La polvareda (1978), precisamente, es el poema que dejo aquí en su memoria y homenaje, un poema que a mí me conmueve y desasosiega a partes iguales con una rara intensidad.
Los dos hermanos
Uno estuvo prisionero en Alemania
y desde hace treinta años se queda mirando
el pan como si tuviera el hambre de entonces.
El otro hizo la guerra en África
y mira el agua del vaso
con la sed que tenía en el desierto.
Ahora viven encerrados en casa
y no quieren ver a nadie.
Duermen en la cama grande
dándose la espalda y hunden
las caras en las almohadas.
A veces salen de noche
y caminan por las calles
anchas y desiertas
uno delante del otro
como la Luna y la Tierra por el cielo
que van quién sabe adónde.
TONINO GUERRA (Poesía completa)
Universidad Popular S.S. de los Reyes, 2001
Traducción: Juan Vicente Piqueras
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