Hace 4 años
lunes, 5 de marzo de 2012
Masai
Sangre de vaca en mis labios
y caminar bajo el polvo
esperando la lluvia cierta.
Contemplar el Kilimanjaro
y ver cómo danza mi padre
a la sombra de una hoguera,
su piel de cebra sobre los hombros.
Mi lanza, mi vaca, mi padre.
Toda África es mi territorio
y soy feliz bajo el polvo
que este rostro engalana.
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¿Cuanto duraría un Occidental, de ese llamado primer mundo,si lo trasladáramos a África a vivir como vive un masai?.
ResponderEliminarSaludos
¡Cuánta verdad, Elías, en esos versos últimos! Buscamos la felicidad allá donde será imposible encontrarla, y olvidamos que aguarda próxima a nosotros, en el diario vivir, dispuesta a convivirnos si nos acercamos a lo verdaderamente importante. Espléndido poema.
ResponderEliminarUn abrazo.
Aferrado a sus cuernos bebíamos
ResponderEliminarel agua del chorro.
Caminábamos juntos ente apriscos y lodo.
Mirábamos al cielo esperando la lluvia.
contemplando la sierra esperando el mana,
para llenar nuestros estómagos
hace una eternidad.
Mi padre y mi baca eran lo que tenía.
Hoy no tengo nada, solo recuerdos
de los que me alimento.
Pero cuando pienso en mi tierra
el polvo de los caminos,
mi rostro se acomoda sonrío y
se solaza por su felicidad.
antonio
Elias me has trasladado a mi tierra y mi pasado que aun sigue presente y no quiero olvidar. gracias