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Camisas
Mi mano torpe -ya sabes- busca el ojal que no encuentra.
Me he puesto, por error, una de las camisas que compramos en aquel viaje.
Dos iguales, ¿recuerdas?
Una de hombre.
Otra de mujer.
Y a veces, en mi soledad de ahora, sin tu ayuda, las confundo.
Me ha encantado, este texto muy especialmente, con ese doble sentido tan inteligente.
ResponderEliminarUn abrazo y hasta la próxima.
Gracias, Mercedes, por tus siempre estimulantes comentarios, por tu fidelidad.
ResponderEliminarUn abrazo.