Para Jordi Doce y Antonio Rivero Taravillo
Un pueblo que en su enseña tiene como emblema un arpa -y no, pongo por caso, un águila de garras amenazantes, una cimitarra sangrienta, unos fusiles con bayoneta…-, un pueblo que habla “cantando por murmullos, como los bosques antiguos”*, es un pueblo destinado a perdurar.
Y a mayor abundamiento de méritos, amante testarudo y leal de la poesía (Yeats, Heaney, Kavanagh…), el whiskey (Redbreast, Tullamore Dew, Midleton…-) y la noble cerveza (Guinness, Kilkenny, Murphys…).
Brindo por él.
*Las mujeres paternas (La bella del dragón)
Álvaro Cunqueiro.
Un pueblo que en su enseña tiene como emblema un arpa -y no, pongo por caso, un águila de garras amenazantes, una cimitarra sangrienta, unos fusiles con bayoneta…-, un pueblo que habla “cantando por murmullos, como los bosques antiguos”*, es un pueblo destinado a perdurar.
Y a mayor abundamiento de méritos, amante testarudo y leal de la poesía (Yeats, Heaney, Kavanagh…), el whiskey (Redbreast, Tullamore Dew, Midleton…-) y la noble cerveza (Guinness, Kilkenny, Murphys…).
Brindo por él.
*Las mujeres paternas (La bella del dragón)
Álvaro Cunqueiro.
¡Ay, ay, en esta entrada me derrito! Una de las pasiones de mi corazón celta, Elías. Y la tengo bien reciente. Me he ido a celebrar mi cumple hece dos semanas a la Trad Fest de Dublín, y aún tengo el mono de esa música en cada pub de Temple Bar, de esas sessions en las que la Guinness nos parece un líquido de dioses, de los Dubliners cantando como nunca a sus jóvenes 75 años llenos de fuerza y humor... Ay, ay, que me dan ganas de salir corriendo y dejarlo todo ahora mismo...
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