Después de mucho tiempo oculta en sus cuarteles de invierno, hoy he vuelto a ver a “Paquita”.
“Paquita” es una salamanquesa (o saltarrostros, que dicen algunos) de la que ignoro si es macho o hembra, que se apodera a partir de estas fechas de la pared del patio, y donde no admite rival.
Su primera misión en cuanto hace acto de presencia consiste en reconocer la zona palmo a palmo, establecer su coto privado, recorrer arrogante sus dominios, y despejar el terreno de cualquier posible rival, reptil o no, que proyecte rivalizar con él, o ella, en lo que considera su cazadero.
Nada más encender el farol, se aposta justo en el límite entre la luz y la sombra y pone en marcha uno de sus mecanismos depredadores más eficaces: la inmovilidad casi absoluta. Los demás son la paciencia y la rapidez.
Su bocado preferido son las polillas que despiertan de su descanso diurno en los setos y macetas de los arriates y revolotean, erráticas como bailarinas enloquecidas, alrededor de la bombilla; en cuanto las ve, empieza como a relamerse, a sacar la lengua para limpiarse con ella los ojos en una especie de tic. Sin despreciar, por supuesto, otras piezas menores, pero también apetitosas y nutritivas (mosquitos zumbones, santa teresitas, hormigas con alas…). Que no están los tiempos como para dejar pasar las oportunidades de llenar la andorga.
Y en cuanto alguno de estos incautos, fatigado de tanto vuelo indeciso, se para a descansar y entra en su radio de acción, el resorte de sus patas la proyecta, súbita y veloz, en un ataque mortal.
De diez intentos, al menos ocho culminan con éxito.
Yo creo que “Paquita” es una campeona de lo suyo.
Las salamanquesas ya vienen enarbolando la bandera del verano. En mi terraza tengo otra buceando por la pared en la que se apoyan las plantas, acechando como gato silencioso su cena con velas;a la ocupa aún no le he puesto nombre pero cuando la veo, sé que ha llegado el verano.
ResponderEliminarEntrañable relato, Elías, y mis respetos a tu
"Paquita".
Un abrazo.
Las salamanquesas son el insecticida más ecológico que conozco, el más barato y el más discreto...
ResponderEliminarQuizá tenga que ponerla yo también un nombre, la inquilina ya ha marcado su territorio...
Un saludo
Xavi
Elías, me has recordado las salamanquesas que rondaban en las casas bajas del barrio de mi infancia, una en cada esquina, junto a la bombilla cenicienta que apenas daba luz. A mí me producían una mezcla de fascinación y asco que, yo creo, aún habita en mí cuando -ya de tarde en tarde- me tropiezo con alguna.
ResponderEliminarBuen relato. Lo suscribiría enterito para mis "Fragmentos de inventario".
Un abrazo.
En Jaca, donde yo vivo, no hay salamanquesas, por el clima frío. En una ocasión llegó una dentro de una caja de garrafas de aceite jiennense; la mantuve calentita y bien alimentada dentro de un pequeño terrario hasta que en primavera viajé a Andalucía, a la casa rural donde acostumbro a pasar la Semana Santa, y allí la solté. Se llamaba Carlos.
ResponderEliminarMarisa: qué bonita la primera frase de tu coemntario; es como una greguería.
ResponderEliminarLe daré tus respetos a "Paquita".
Otro abrazo para ti.
Sí señor, Xavi: ecológicas y discretas, como dices. A lo que yo añadiría eficientes.
ResponderEliminarOcho de diez es un espléndido porcentaje.
Saludos
Antonio: lo de sucribirlo enterito es, como decían los castizos, " a la viceversa".
ResponderEliminarAlgunos de tus "Fragmentos..." -título acertadísimo- ya me hubiera gustado, ya, haberlos escrito yo.
Es verdad esa imagen de las salamanquesas rondando las bombillas del alumbrado público -escado y macilento- de entonces, junto al cartel con el nombre de la calle.
Un abrazo
¡Qué hermosa sorpesa! Ferrer Lerín en mi blog.
ResponderEliminarDesde que leí "Cónsul" hace ya más de veinte años, desde que descubrí su blog, usted es uno de esos escritores que uno lleva siempre consigo. Su "Bestiario" es un tesoro para mí, que los amo y colecciono.
Un honor su presencia en esta ventana.
Y una preciosa historia la de "Carlos", esa salamanquesa andaluza de ida y vuelta.
Enhorabuena por el premio a "Fámulo".
Un abrazo de admiración.