Deposición. Acto consistente en exonerar el vientre de una masa oscura, viscosa o fluida según casos y situaciones, y maloliente en extremo, en que se transforman por igual los alimentos ingeridos y algunas grandes ideas.
Su liberación en grandes dosis y al unísono por una masa de crédulos, puede ocasionar enormes problemas a la red de alcantarillado público, al entorno ecológico, y a la convivencia pacífica.
Justo después de nacer, deponer es una de las primeras cosas que hacemos, lo que ha llevado a muchos eximios pensadores a la conclusión de que dicho acto pudiera ser una temprana y profética metáfora de lo que nos espera en la vida.
El tirachinas
Les juro, señores, que no doy crédito a lo que ha sucedido. Yo estaba tan tranquilo practicando con mi tirachinas contra unas latas viejas, usando como munición esas piedritas que saco del río porque son las que mejor vuelan, cuando ese tipo apareció de repente dando voces, provocando:
-¿A que no me das, a que no me das? -decía el imbécil, mientras cruzaba corriendo de lado a lado mi campo de tiro, como esos impasibles patitos de chapa dando vueltas y más vueltas en las casetas de feria.
Pues le di, vaya si le di.
Pero quién iba a pensar semejante cosa.
Si todo el mundo sabe que soy el peor tirador del mundo, que hasta los pájaros se ríen de mi puntería.
Todavía no salgo de mi asombro.
¿Están ustedes seguros de que está muerto?
¿Y tú qué miras?
Muy bueno.
ResponderEliminarSigo con la duda.
El tirachinas se parece al mío de pequeño no he tenido más remedio que guardarlo en un archivo. Gracias. He puesto tu blog entre los blogs que sigo desde el mío. Un abrazo
ResponderEliminarPrimitivo
Y yo, Blanco, y yo. Ahí sigo (seguimos) instalados en la duda permanente.
ResponderEliminarPor fortuna, añado; las certezas absolutas no suelen conducir a nada bueno.
Un saludo.
Y al mío, Primitivo; de madera de acacia y de una puntería notable.
ResponderEliminarHago lo propio con tu blog. Veo en tu lista de enlaces que compartimos varios y buenos amigos.
Un abrazo.
Elías
Buen ejercicio, este de imaginarse qué es lo que mira el niño, y de qué se asusta. Me he puesto en su lugar, y para mi propio susto,se me han ocurrido demasiadas, demasiadas cosas.
ResponderEliminarMenos mal que el humor (el bueno) nos acompaña. Me encantan tus escritos, Elías.
Un beso.
Si ni fuera por este humor transgresor(¿se puede decir así?)muchos tendriamos que asomarnos por la ventanas de espaldas
ResponderEliminarSaludos
Variado y lúcido ejercicio, esta "Miscelánea".
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Isabel. Siempre es un placer recibir tus palabras en esta ventana.
ResponderEliminarHay tantas cosas de las cuáles dudar...
De todas, si me apuras.
Un beso.
Es que el humor, Felipe, es lo que nos permite seguir en pie cada día.
ResponderEliminarMalo será el día que lo perdamos.
Saludos.
Gracias, Antonio; hoy me apetecía esta dispersión ¿filosófico-humorística? de temas.
ResponderEliminarUn abrazo.