Poema del amor en verano (Galicia, 1981)
La orquestina en el aire de la noche
y la luz de la luna en las balandras.
Yo cojo su mano y ella
me mira con ojos de agua.
Caminamos por el puerto
junto a buques que se pudren
como muertos de otra época.
Reímos sin motivo.
Nos besamos de pie sobre la arena
y todo lo demás desaparece
bajo la bruma que asciende.
Nada importa más que ese momento.
Yo digo cosas en las que no creo
-te quiero, volveré-
y ella acepta mis mentiras
con una sonrisa en los labios.
Oigo el giro de la luz del faro
perdiéndose sobre el mar en sombra,
el silencio espeso de los peces
en su mundo de salitre y plancton.
El mar nos llama pero no vamos.
A veces me acuerdo de ella.
Vaya, un mordisco de melancolía, intermitente como la luz de un faro, aviva rescoldos y alumbra las rosas de la memoria
ResponderEliminarUn abrazo
¡Ay, aquellos amores...! (Y en Galicia: ¡manda c...!) Me sonrío: otra coincidencia...
ResponderEliminarUn abrazo.
A veces los altivos faros iluminan sombras que no se quieren ir a navegar más allá del horizonte.
ResponderEliminarEl título del poema, es un verdadero poema; el poema, el comienzo de un título.
Perfecto.
Un abrazo.
Mi querido Elías, aunque ausente leo cada una de vusestras entradas, pero esta, esta me llama, si un faro llama, yo sí que voy y aquí estoy.
ResponderEliminarEse paseo entre buques podridos abandonados por el tiempo, esas promesas, las que no se cumpliran, son parte de esos buques, abandonadas en el tiempo.
Genial ese faro, ese beso, ese paseo, ese silencio de los peces.
Un abrazo.
"Oigo el giro de la luz del faro
ResponderEliminarperdiéndose sobre el mar en sombra"
Qué bien expresado este sentimiento, esta sensación....Allá dónde veo un faro o el mar, allá que voy corriéndo...
Yo siempre tengo un faro muy cerca. Me gusta tu poema...Volveré...
Besicos.
Ah, la foto del faro es fantástica....
Hola Elías, dentro del poema el faro y fuera el recuerdo del faro y del poema. Un abrazo
ResponderEliminarPrimitivo
Pues sí, Daniel, a veces uno se pone melancólico y...
ResponderEliminarEs que tu tierra es mucha tierra.
Un abrazo.
¿Otra coincidencia, Antonio? ¿Cuántas van?
ResponderEliminarManda carallo.
Un abrazo.
Gracias, Marisa, por tu comentario.
ResponderEliminarUno siempre se alegra con palabras como las tuyas.
Un abrazo.
Querida Lola: sabía que no te ibas a poder resistir con la luz de este faro gallego.
ResponderEliminarEchaba de menos tus visitas y me dije: pon un faro, seguro que Lola acude al ritmo de su luz.
Besos.
Capobá: un placer esta primera visita tuya alrededor de esta faro antiguo, de este melancólico poema.
ResponderEliminarBesicos también para ti.
Me encanta ese diminutivo.
Gracias, Primitivo. Es curioso lo de los faros: guían a los barcos, pero es la gente la que acude a su llamada.
ResponderEliminarNo conozco a nadie a quien no le gusten.
Un abrazo.
Aveces me acuerdo....... y entra la felicida y la melancolia.... solo buenas memorias!!!!
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