Para Gaby, Fofó, Miliki y Milikito
Aquel payaso no tenía maldita la gracia.
Aquel payaso no tenía maldita la gracia.
Y ya me diréis para qué
sirve un payaso si no.
Tuve que improvisar sobre la marcha porque aquellos hijos de su madre estaban empezando a mosquearse conmigo ya que fui el que tuvo la feliz idea.
Tuve que improvisar sobre la marcha porque aquellos hijos de su madre estaban empezando a mosquearse conmigo ya que fui el que tuvo la feliz idea.
Después de la detonación, los niños del
cumpleaños se reían y aplaudían como locos mientras el augusto agonizaba con unos
estertores muy aparentes y se desangraba a borbotones por el nuevo agujero de la flor de pega prendida del pecho.
-Más, más -pedían los angelitos,
palmoteando felices y contentos.
Unas vez más, a grandes males grandes remedios. Otro punto que te apuntas.
ResponderEliminarAbrazos.