Pato. Ave palmípeda y
acuática que se masacra todos los días en las casetas de feria con escopetillas
de aire comprimido y durante la época de caza con cartuchos del 12, muchas
veces engatusada patéticamente con hábiles y falaces reclamos.
En
su hábitat natural, dicha volátil emite un peculiar y cansino graznido, con
cuyo grotesco remedo muchos padres recientes (hombres hechos y derechos de pelo en pecho, que
parece mentira) caen en el ridículo más espantoso delante de sus retoños de teta,
parientes cercanos, y ocasionales visitas llegadas
ex profeso para conocer al rorro cagón.
Y
éste, y aquéllas, lo soportan estoicos -qué remedio-, pero no lo olvidan.
Y
algún día se lo harán pagar con creces.
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