Para todos los tangueros y milongueros extremeños
Música: Carlos Zárate
Letra: "Marvil" (Elizardo Martínez Vilas)
Orquesta
de Alfredo de Ángelis
Tengo la percepción de que de un tiempo a esta parte la afición al tango porteño no para de ganar adeptos en Extremadura.
Gracias a la callada y tenaz labor de grupos en Badajoz -"La Maleva"- y Mérida -"Tangueros callejeros"-, la difusión de esa música y ese baile está en continuo auge en nuestra comunidad.
Por ejemplo, durante todos los jueves de este mes de agosto, en Badajoz se está celebrando al aire libre, a partir de las 20:30h., la milonga "El Relente" en la Plaza de San Francisco.
Mañana, en la sala "Tacuba" de Mérida, de 7 a 9 de la tarde, la milonga "Otros Aires" ofrece una nueva oportunidad de acercarse a esta música, a esta pasión que ya es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Os dejo como bienvenida esta preciosa muestra tanto de música como de baile.
¡A bailar, tangueros!
Música: Carlos Zárate
Letra: "Marvil" (Elizardo Martínez Vilas)
Cantor: Óscar Larroca
Yo
me cegué en tus ojazos
y fui a caer en tus brazos.
Y entre tus brazos yo fui feliz,
porque te amé con delirio.
Yo fui a caer en tus brazos
y así llegué hasta el martirio;
te juro que enloquecí,
cuando por dentro me vi,
y comprendí lo que hacía.
Quiero mirar hacia Dios,
aunque me muerda el dolor,
aunque me cueste morir.
Por quererte llegué hasta el martirio,
cuando vi que mi casa dejaba
y, aunque mi alma en tus brazos quedaba,
te dejé, que es igual que morir.
¡Cómo duele en la carne el zarpazo!
¡Así duele escapar de tus brazos!
De tus brazos, que a mí se aferraban,
gritando: ¡Mi vida se irá si te vas!
Hoy, con el alma a pedazos,
temblé al pensar en tus brazos
y cada noche de horror grité,
grité tu nombre querido.
Quise volver a tus brazos
y al ver los pibes dormidos,
te juro que enloquecí
cuando por dentro me vi
y comprendí lo que hacía.
Quiero mirar hacia Dios
aunque me muerda el dolor,
aunque me cueste morir.
y fui a caer en tus brazos.
Y entre tus brazos yo fui feliz,
porque te amé con delirio.
Yo fui a caer en tus brazos
y así llegué hasta el martirio;
te juro que enloquecí,
cuando por dentro me vi,
y comprendí lo que hacía.
Quiero mirar hacia Dios,
aunque me muerda el dolor,
aunque me cueste morir.
Por quererte llegué hasta el martirio,
cuando vi que mi casa dejaba
y, aunque mi alma en tus brazos quedaba,
te dejé, que es igual que morir.
¡Cómo duele en la carne el zarpazo!
¡Así duele escapar de tus brazos!
De tus brazos, que a mí se aferraban,
gritando: ¡Mi vida se irá si te vas!
Hoy, con el alma a pedazos,
temblé al pensar en tus brazos
y cada noche de horror grité,
grité tu nombre querido.
Quise volver a tus brazos
y al ver los pibes dormidos,
te juro que enloquecí
cuando por dentro me vi
y comprendí lo que hacía.
Quiero mirar hacia Dios
aunque me muerda el dolor,
aunque me cueste morir.
Sí señor, un goce. Y por lo que veo, mañana fiesta. A disfrutarlo.
ResponderEliminarPor cierto, con tu permiso, también me lo quedo, aunque no sea de la misma Extremadura, que, a fin de cuentas, andamos rozándonos.
Abrazos.