Acudía todos los días al mercado no con la sana intención de proveerse de alimentos, sino con la de nutrir y saciar en lo posible su extraño desvarío de contemplar, lujurioso y ávido, y a saber con qué secretas y enfermizas intenciones, cadáveres de animales.
Imagen: Graciela Iturbide
Un tipo peligroso, aunque eran cadáveres de animales, nunca se sabe.
ResponderEliminarQué capacidad de contar una sensación o describir con tan pocas palabras.
Un abrazo.