miércoles, 11 de julio de 2012

Guardagujas, en "Turia"


Guardagujas
A Bohumil Hrabal

Algo ocurre en las ciudades
de lo que nadie me informa:
el tren de las diez y treinta
demora su llegada desde hace meses

 
el penúltimo viajero que pasó por aquí
huyendo en calma
-lo supe en sus ojos, en sus ropas fatigadas-,
traía un temblor inconcreto entre las manos
y un amargo rumor en la boca
acerca de nuevas guerras en las regiones del sur.


he regado la parra virgen que sobrevive a poniente,
he abierto para que entre el aire limpio
las ventanas que dan al norte,
he estirado con descuido las mantas del camastro
que acoge y repara mi cansancio
en cualquier momento del día
o de la noche


desperezando sus alas y sus hambres,
los milanos trazan espirales
en este confuso azul que no conoce mar alguno
 
en pie sobre las traviesas los observo
mientras estrangulo el tedio con las agujas del cruce,
moviendo a un lado y a otro
el horizonte paralelo y de hierro


en esta llanura solitaria
donde el camino es siempre el mismo
y conduce a idénticos vacíos,
el telégrafo teclea una escueta noticia,
una orden concisa y seca:
trenes
rigurosamente
vigilados


igual que me quedé solo
se me van agotando los víveres
vigilando trenes que no están
mientras espero a nadie


el último pasajero de este día
tampoco tardará en marcharse

cumplo con el rito macabro y doliente
de besar el retrato de su ausencia


* * * * * * * * * *

Hace unos meses, Raúl Carlos Maícas me pidió un poema inédito para publicarlo en algún número próximo de Turia. Me hizo mucha ilusión porque Turia es una de de mis revistas literarias de referencia; la vengo siguiendo con altibajos desde hace muchos años y siempre he encontrado en sus páginas magníficos textos y admirados colaboradores. Siempre pensé cuánto me gustaría ver publicado algún texto mío en ella. Ahora, gracias a ese llamado de su director, mi deseo se ha convertido en realidad.
Entre los colaboradores de este número -el 103 (Junio-Octubre de 2012)- encuentro la compañía de algunos amigos queridos (Jordi Doce, Julio José Ordovás, Ignacio Escuín reseñando un libro de Antón Castro...), con lo que la alegría de aparecer en esa lista es aún mayor.

Este es el poema que le envié. Pertenece a una trilogía -Trilogía de los trenes tristes- de un libro en construcción que aún no sé adónde me llevará. En la revista aparece sin la dedicatoria que ahora lo encabeza porque en el momento de enviarlo se me quedó en el tintero. Mea culpa.
Me parece de justicia reseñarlo aquí porque el magnífico título de uno de los libros de ese escritor checo -Trenes rigurosamente vigilados- aparece en sus versos.





2 comentarios:

  1. Precioso poema, Elías. Un gran abrazo

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  2. Gracias, Isabel. Es un poema del que me siento realmente satisfecho. Aunque uno, claro, nunca está seguro del todo.

    Beso.

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