Gárgola. Camafeo pétreo y arisco de las catedrales, evacuatorio de líquidos celestes (vulgo, agua de lluvia, chaparrón, tormenta, aguacero…).
Espeluznante muestra de la cantería más grosera, muchas ellas presentan un sorprendente y extraordinario parecido facial (como si hubieran posado a propósito) con algunos tipos que conozco.
Se dice que tales ornamentos son una sutil y permanente venganza de los artesanos de la piedra hacia los canónigos que los contrataron para tal labor, malos pagadores de por sí, y que de este modo quedaban cruelmente retratados como grotescos morosos para mofa y escarnio de generaciones futuras por los siglos de los siglos, amén.
Un día, Marujita Díaz, hablando de una compañera de profesión (que no diré):"Esa... esa es una PÉRGOLA!" Días más tarde, la aludida responde: "¡Ella sí que es fea!"
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