miércoles, 28 de septiembre de 2011

6 palabrerías 6


Cada verso una perla, un eslabón de plata, una cuenta de aguamarina.
Pero como nunca encontraba el hilo con que engarzarlos, se le iban perdiendo los poemas por el camino.
Y al cabo, en fin, ni orfebre, ni poeta.


Un poeta es un equilibrista tembloroso sobre la cuerda o el alambre: cada paso, un verso; cada tramo recorrido, una estrofa.
Un paso en falso, y adiós plataforma, adiós poema.


Al poeta le crecían las palabras en las manos, en la voz, en el papel, sin saber qué hacer con ellas.


Yo, eterno descreído, escéptico militante en tantas cosas, poseo sin embargo una certeza inamovible: con respecto a la poesía, y así muramos centenarios, no dejamos nunca de ser párvulos con mocos llorando en el recreo.


Entre lo que piensas y lo que escribes, el abismo.
Atrévete a saltarlo.
O calla de una vez.


Cuando las palabras se lo piensan dos veces en los aledaños de tu boca, en la superficie de la página, están queriendo decirte que te calles y no les hagas pasar más vergüenza.
Yo les haría caso.

2 comentarios:

  1. Profunda y lúcida reflexión sobre la poesía, el hecho creador y la dificultad, a veces, del silencio. Me ha encantado.

    Un abrazo.

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  2. Elías, preciosas palabras, sobre todo las últimas, que dan sentido a veces a todo lo que uno deja de escribir.
    Un abrazo
    Pilar Galán

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