viernes, 9 de septiembre de 2011

Mujer


"El mal gusto conduce al crimen."
Prroverbio francés


Hay una mujer sentada a una mesa tomando un té, sola, con la mirada perdida vete a saber dónde, acaso en su mundo interior más que en algo externo y visible.
De vez en cuando sonríe para sí, como si estuviese planeando un robo o un asesinato y encajaran por fin todas las piezas del plan.
De edad indefinida, es hermosa, con ese punto de belleza y madurez de algunas mujeres que las hace mucho más apetecibles y elegantes que cuando tenían -pongo por caso- veinte años: como esa fruta que te ofrece su zumo y su pulpa en el momento justo de textura y dulzor.
De repente, rompiendo el encanto de la situación llega un tipo hosco, vociferante y grosero bamboleando tripa y papada de manera indecorosa; se acerca a la mesa donde está la mujer, aparta de un manotazo innoble su bolso de la silla, y derrama de golpe sus grasas sobre el asiento mientras agarra el periódico deportivo y exige una cerveza a gritos.
Ni siquiera le dirige la palabra. Ni siquiera un beso de compromiso en las mejillas, un mínimo gesto de cariño o de respeto. 
Un fulano tan zafio que tendría que estar tipificado como delito en el Código Penal.
Estoy por sospechar que es de esos impresentables que se largan sin pagar siempre que pueden. O un canalla que, en vez de auxiliarte, te robaría la cartera y el reloj tras un accidente.
Si el tipo se marcha pronto -antes de que acabe mi copa, que hoy voy con prisa-, pienso acercarme a la mujer y rogarle que me deje participar en el asunto.
Pero si no hoy, mañana la espero aquí mismo de nuevo para hacerme su cómplice a la hora de quitarlo de en medio.

3 comentarios:

  1. Pues llévate unos guantes de boxeo.
    Sigo por aquí.

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  2. Yo soy más de arma blanca, Mercedes: y tengo una navajilla por estrenar.
    A lo mejor esta es la ocasión.

    Un beso.

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  3. Necesita ayuda, pero no exactamente que le den su merecido al tipo asqueroso, quizás amigos con los que hablar y que se ayuden a verse como el escritor la ha descrito, con mucho que dar y con mucho que pedir.

    Un abrazo Á

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