Me acuerdo del Citröen Tiburón, aquel automóvil con aspecto de animal que despertaba en mí sensaciones encontradas: miedo, admiración, velocidad, desastres…
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Me acuerdo del tiburón de Tiburón.
Esas sensaciones también mes las producía a mí, aun me ocurre cuando rara vez lo veo.
ResponderEliminarSaludos
Ah, el tiburón. Mi tío de francia tenía uno (un coche;-)y cuando venía durante los veranos, a mi me parecía el cochazo más cochazo de todos los tiempos. En su boca cabía el 600 de mi padre. En la del tiburón de Tiburón cabían todas mis ganas de bañarme en la playa, que eran muchísimas. Terrible duda desde entonces...¿y si viene el tiburón?
ResponderEliminarY luego, claro, están los "otros" tiburones. También llamados "buitres".
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué coche, qué peliculón... Los tiburones de ahora se pasean por el congreso. Nada que ver.
ResponderEliminarHasta pronto.
Queridas y queridos:
ResponderEliminarlos tiburones de verdad, visto lo visto, son los menos peligrosos de todos: entre los del Congreso, como dice Mercedes, los de la banca, los de la empresa, los que puedes tropezarte tras cualquier esquina cualqueir día... me quedo con ellos.
Bueno, y con el coche (o cochazo, que dice Olga).
Por cierto, en la serie "El mentalista" que ponen en la Sexta, el protagonista tiene uno.
Abrazos.