"El hombre es el animal más siniestro".
No recuerdo cuándo ni dónde leí esta frase de Sábato, pero podría haber sido escrita o dicha perfectamente alrededor de 1983, cuando a solicitud de Raúl Alfonsín, primer presidente de la República Argentina elegido democráticamente después de los años de horror de las asesinas juntas militares, presidió la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas) y cuyo informe, NUNCA MÁS, donde se recogían y detallaban muchas de las atrocidades cometidas por los uniformados contra sus compatriotas, sirvió para enjuiciar a muchos de ellos.
Sábato falleció este pasado 30 de abril. Su legado es su escritura (El túnel, Informe sobre ciegos, Sobre héroes y tumbas, Tango; discusión y clave, Hombres y engranajes, Antes del fin...) y su pintura, a la que también dedicó gran parte de su existencia.
Pero también, y sobre todo, su postura moral y cívica, su defensa de la dignidad humana.
Me acuerdo de Ernesto Sábato bajando a los infiernos.
La imagen que ilustra esta entrada lleva en uno de mis cuadernos de notas más de veinte años.
Su postura abatida, pensativa, está, me parece, en consonancia con las frases tanto del principio como del final de la misma.
El hombre puede ser, sin duda, un animal muy siniestro...
ResponderEliminarAdemás de un gran escritor, un hombre ejemplar. Como lo fuera Saramago, y tantos otros que, no sé por qué, miré usté, les ha dado por irnos dejando... ¡Con la falta que hace gente así!
ResponderEliminarUn abrazo.
Verdaderamente, la imagen es muy evocadora.
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