domingo, 23 de junio de 2013

Adiós a Tomeo


Para todos mis amigos aragoneses con mi ánimo y abrazo.


Hoy es un día triste para Aragón y debería serlo también para toda España.  Para mí lo es, sin duda, porque acabo de enterarme de la muerte de Javier Tomeo. Una gran pérdida para todos.
Su libertad creativa, su brillante imaginación, su fina inteligencia y su irónico humor han alumbrado algunos de mis días con la lectura de sus libros.

Yo no llegué a conocerle personalmente, pero cuando lo invité en el 2001 a venir a Mérida al Aula Literaria que entonces dirigía para hacer una lectura de su obra, estuvo conmigo como quienes le conocieron dicen que era con todo aquel que se acercaba a él limpiamente: encantador y atento.

Me dio total libertad para confeccionar a mi gusto el cuadernillo (lo tengo ahora mismo ante mí) que se entregaba a los asistentes a las lecturas.

Con el cuadernillo ya publicado (lo titulé Mínima antología e iba ilustrado con sus propios dibujos), una huelga de trenes y su aversión a viajar a avión impidieron su venida a mi ciudad y mi ilusión se truncó.

Mucho he disfrutado con la lectura de sus libros y mucho he de seguir disfrutando releyéndolos.
 



Como “mínimo” homenaje a su talento dejo aquí un breve texto suyo, uno de los que componían ese cuadernillo antes citado:
 

El sapo
 
Pues yo ni siquiera tengo el privilegio de la duda -se lamenta el sapo, junto a la orilla del lago-. Yo sé muy bien quién soy. Un animal maldito, a quien algunos han creído ver en los aquelarres, vestido de terciopelo y alzado sobre sus dos patas traseras. Cuando me irrito transpiro un veneno mortal a través de las verrugas de mi cuerpo.
A la gente, por lo tanto, no le importa que mi voz sea dulce y que en mis ojos palpite el resplandor de lejanos incendios.

(De Bestiario)



Dibujo: Javier Tomeo

Foto Tomeo: Anna Oswaldo Cruz

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