lunes, 25 de marzo de 2013

Plagio


"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo."

¡Hostias, qué bien me ha quedado! Cada día escribo mejor. Aquí hay una buena historia, lo intuyo. Aunque, no sé, me suena de algo. ¿Esto no estará escrito ya en alguna parte?

2 comentarios:

  1. La historia promete, Elías.
    Yo, que tú, la seguiría...

    (consabido guiño cómplice)

    Abrazos.

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  2. A riesgo de herir tu orgullo, Elías, debo decirte que esto es de lo peor que te he leído -lo cual es bastante inusual-. Yo que tú, llevaría a cabo una de esas sesiones de papeles a la chimenea que ya alguna vez has comentado.

    Lo siento. Un abrazo.

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