Me acuerdo de que en mi casa se compraba el periódico una vez al año -el 23 de diciembre- solamente para comprobar que no nos había tocado tampoco esta vez el “gordo” y, como casi siempre, ni siquiera la “pedrea”.
Y también me acuerdo ahora del número, siempre el mismo, que mi padre compraba todas las semanas:
el 12338.
el 12338.
Jamás le vi otro que no fuera ése en la cartera.
A mí me gustaban los capicúas y le decía que por una vez tampoco pasaba nada, que comprara uno diferente, si, total, el suyo nunca tocaba.
Pero en esto, como en tantas otras cosas, tampoco me hizo caso ni quiso darme ese gusto.
Pero en esto, como en tantas otras cosas, tampoco me hizo caso ni quiso darme ese gusto.
Coda: como no he encontrado ninguna imagen de un billete con ese número paterno para ilustrar la entrada, valga este otro capicúa del año en que nací.
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