jueves, 3 de febrero de 2011

Farmacias

 
Un negocio que no cierra casi nunca y al que no parecen afectar en demasía las crisis económicas -es más, yo que creo que proliferan en ellas como setas tras la lluvia-: las farmacias.
Sin exagerar, en el tiempo que llevo en esta ciudad, su número se ha multiplicado fácilmente por cuatro.

Y no recuerdo haber pasado nunca por delante de ninguna de ellas y que en su interior faltaran clientes.




Imágenes: Elías Moro

4 comentarios:

  1. Y tanto, en cuanto cierren la última mercería, el mundo del comercio se habrá quedado dentro de las grandes superficies y todos los locales de los edificios estarán definitivamente tomados por bancos, oficinas de seguros (ay,esa versión moderna del la clásica preocupación por el por el por si acaso)y...¡farmacias!
    Menos mal que aún quedan bares. Aunque yo ya sólo visito sus puertas, pero esa es otra historia.
    ¿Estás malito?
    Un beso.

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  2. Pues no te creas, que aun constatando que es cierto ahí y en otros muchos sitios, cuesta creerlo, al precio que está el montar una farmacia. Pero sí, está claro que, dinero, lo que se dice dinero, hay quien lo sigue teniendo.

    Un abrazo.

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  3. Isabel Román03 febrero, 2011

    ¡Cuánta razón tienes! Muchos negocios cierran; otros se transforman (muchos locales de la plaga de las Agencias de viajes -de ayer mismo, cuando "éramos ricos"- hoy convertidos en la plaga siniestra de los "Compro Oro"...)pero los mancebos (qué me gusta la palabra) de las Farmacias, sonrientes siempre.
    ¡Ojalá que sólo tengamos que visitarlas para pesarnos; y para ciertas compras, los que están aún ¡ay! en edad fértil!
    Un beso

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  4. Olga: tienes razón.
    Entre bancos, oficinas de seguros, pizzerías varias, y franquicias textiles, amén de las citadas farmacias y parafarmacias (no te las pierdas tampoco), qué repelús me da.
    En cuanto a los bares, desde que no nos dejan fumar dentro, tampoco son lo mismo.
    A mí todo esto me huele a conspiración.

    Un beso.

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