Este es el sendero de la lana, la ruta del balido y el dolor, el camino de la leche y la tristeza.
Este es el hombre que rumia en silencio la oscura desolación de las noches al raso, el que soporta con tristeza el frío impasible de los montes, el olor espeso del estiércol, la conversación a solas, el gris rumor de la escarcha naciendo a destiempo, cuando el recuerdo del sol y la cal en las fachadas enceguece los ojos y abrasa las manos.
Esta es la ruta de la lana, el sendero de la leche y la tristeza, el camino del balido y el dolor.
Un texto que emociona, Elías; cargado de sensibilidad y buen pulso.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Qué bella descripción, Elías! De un tiempo, de un paisaje, de una forma de vida...
ResponderEliminarNo sé por qué, pero este texto, la emoción que transmite, me ha recordado que de esos pastores trashumantes y fuertes se nutrían los tercios de Flandes. Un abrazo.
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