Mitin. Variedad, a menudo, dañina y venenosa, de la oratoria política.
Dejando aparte su acreditada e indiscutible eficacia para aburrir a un rebaño de ovejas modorras -lo cual ya es digno de mérito, las cosas como son-, su finalidad no es otra que la de convencer a una caterva de incautos para que se dejen embarcar mansamente camino del matadero.
En lenguaje coloquial, “vender la moto”.
En los últimos tiempos, además, solo aptos para aquellos que, previamente, ya están convencidos de lo que se les va a contar, sea lo que sea.
ResponderEliminarUn abrazo
Elías vender la moto y sin gasolina para que no puedan escapar, es decir salir del redil ,
ResponderEliminarun abrazo, espero que nos veamos por marzo.
Pues sí, Antonio, así es.
ResponderEliminarEs como aquel: "Pan con pan, comida de tontos".
Abrazo.
Y la que se nos viene encima ya mismo, Ramón.
ResponderEliminarA ver si es verdad lo de marzo.
Abrazo.