Preciosa y precisa "instantánea" de este necesario oficio que se pierde, como dirían las crónicas, "en la noche de los tiempos". Aunque la segunda frase la presentas como un texto en prosa, el propio ritmo interno de la misma podría descomponerse en dos perfectos endecasílabos que, sumado al rotundo inicio del texto (también 11 sílabas) daría lugar a un terceto en verso blanco, incuestionable.
La imagen, no puede "comulgar" mejor con tus palabras.
Gracias, Antonio, por la observación versicular, en la que no había reparado. Imagino que incluso en la prosa, aflora de vez en cuando el poeta que uno se siente( también a veces, no siempre). Mirada sabia la tuya, Antonio.
Todavía quedan pastores... Mi padre lo fue, lo es aún, y yo también lo fui, hasta donde pude o quise. Por eso me agrada que te hayas inspirado en esta figura arquetípica y universal para tus versos. Siempre que veo a un pastor recuerdo un breve pasaje de Luis Cernuda (creo recordar que en el poema aquel hablaba de estibadores portuarios): "...tristes, como todo lo que pertenece a los trabajos de la tierra". Un saludo.
Fíjate lo que hace el contexto en el que leemos, Elías. Si hubiera encontrado tu escrito hace un año, me habría evocado una estampa de la naturaleza. Hoy, después de leer la prensa y ver los informativos, se me superpone a la imagen primera, otra de esas masas que en los países árabes "han pacido su rutina" mientras "rumiaban una rabia sorda" que ahora está explotando. Gracias por este texto tan sugerente; y por tu paciencia al escuchar a tus lectores. Un abrazo grande, y buen finde, amigo.
Elías Moro (Madrid, "cosecha" del 59). Jugaba al baloncesto. Ahora quiere a sus mujeres (4) y a sus amigos, lee lo que le dejan, escribe como puede, baila salsa (aunque lo que le gusta de verdad es el tango). Algún enemigo tendrá también por ahí, no voy a decir que no. Estado actual: escéptico.
TESTIGOS DE CARGO
"Cuando escribes te manchas de ti mismo". Tomás Sánchez Santiago Foto de Guillermo Gallego
Preciosa y precisa "instantánea" de este necesario oficio que se pierde, como dirían las crónicas, "en la noche de los tiempos". Aunque la segunda frase la presentas como un texto en prosa, el propio ritmo interno de la misma podría descomponerse en dos perfectos endecasílabos que, sumado al rotundo inicio del texto (también 11 sílabas) daría lugar a un terceto en verso blanco, incuestionable.
ResponderEliminarLa imagen, no puede "comulgar" mejor con tus palabras.
Un abrazo.
Gracias, Antonio, por la observación versicular, en la que no había reparado.
ResponderEliminarImagino que incluso en la prosa, aflora de vez en cuando el poeta que uno se siente( también a veces, no siempre).
Mirada sabia la tuya, Antonio.
Abrazos.
Ese es el poder de la palabra, que tu escribas dieciocho palabras (creo) y yo recree toda una vida.
ResponderEliminarBesoTe.
Todavía quedan pastores... Mi padre lo fue, lo es aún, y yo también lo fui, hasta donde pude o quise. Por eso me agrada que te hayas inspirado en esta figura arquetípica y universal para tus versos. Siempre que veo a un pastor recuerdo un breve pasaje de Luis Cernuda (creo recordar que en el poema aquel hablaba de estibadores portuarios): "...tristes, como todo lo que pertenece a los trabajos de la tierra". Un saludo.
ResponderEliminarFíjate lo que hace el contexto en el que leemos, Elías.
ResponderEliminarSi hubiera encontrado tu escrito hace un año, me habría evocado una estampa de la naturaleza. Hoy, después de leer la prensa y ver los informativos, se me superpone a la imagen primera, otra de esas masas que en los países árabes "han pacido su rutina" mientras "rumiaban una rabia sorda" que ahora está explotando.
Gracias por este texto tan sugerente; y por tu paciencia al escuchar a tus lectores. Un abrazo grande, y buen finde, amigo.
Me recuerdas mis preparativos del Camino de Santiago.
ResponderEliminarComo siempre un placer volver por tu casa.
Un abrazo.