Mañana, en la Biblioteca Pública de Cáceres, los amantes de la buena poesía tienen la oportunidad de degustar, presentada por dos escuderos de lujo (Álvaro Valverde y Miguel Ángel Lama -autor del estudio introductorio con su rigor y sapiencia habituales-), una de las poéticas más sugerentes que a uno le ha sido dado leer desde hace años; la de Basilio Sánchez, que acaba de reunir en un esplédido volumen publicado por Calambur Editorial su poesía completa bajo el hermoso y seductor título de Los bosques de la mirada.
Un poema de muestra:
Primero fue el otoño cubriendo la obsidiana
de los parques vacíos.
Después, el hombre solo,
el hombre que camina
de espaldas a la luz y nada dice
porque nada confiere mayor veracidad a su silencio
que el ruido de sus pasos.
Es el hombre que escribe
en la última página del libro de las horas,
el que intuye palabras
como pulpa o diadema o roca o víspera,
pero no las pronuncia.
Es el hombre dormido sobre un banco de piedra,
junto a las flores secas de los setos
y los vasos volcados
de la celebración.
Porque aquí está el origen, la razón de este otoño
que ahora deja sus hojas amarillas
en las proximidades del olvido.
(De La mirada apacible)
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