miércoles, 5 de enero de 2011

Canción



Escucho en la radio del coche, mientras conduzco del trabajo a casa, una vieja canción* de mi adolescencia y rememoro en un instante ciertas calles, algunas tardes, los viejos amigos que dónde estarán, el primer amor…
Detenido en un semáforo, no aguanto más y me pongo a cantar a grito pelado. Los demás conductores -rostros tras un cristal- me miran como si estuviera loco. Cuando se pone en verde, arrancan como alma que lleva el diablo para alejarse cuanto antes. Se podría decir que huyen.
Llego a casa purificado, el cansancio de un rato antes ya no existe, ha desaparecido como por ensalmo. Llevo todo el día tarareando esa música. No consigo sacármela de encima y ahora que lo pienso, quizás ni siquiera lo desee.
De hecho, tararear es la otra cosa que hago mientras redacto estas líneas.


* Tu frialdad


6 comentarios:

  1. Qué canción tan bonita, me encanta.
    Buenos días Elías

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  2. Cada vez que escucho TRIANA me viene a la memoria el verano del 78. A las noches de aquel verano, en coche, conduciendo o parados en algún lugar de una carretera solitaria con las puertas abiertas... Hay canciones, como "Tu frialdad", que abren la puerta de un lugar y un tiempo que de otra forma permanecen a oscuras. Canciones que son como una llave de la memoria.
    Un abrazo.

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  3. Ay, ahora creo que me he contagiado (¿se puede?)... "y sueño con gran pasión de ti para mí, nanainana ehh naranainana ehh eheh".

    Besos de enero.

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  4. A mí también Madison.
    Es una de las de la banda sonora de mi vida.

    Un abrazo.

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  5. Tienes toda la razón, Daniel.
    Hay canciones que activan todos los resortes del alma, la ecuches aquí o en la Conchinchina.
    Y ésta, al menos para mí, es una de ellas.

    Abrazo.

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  6. Un día, Paloma, hacemos un dúo.
    Aunque ya te aviso que tenor no soy, eh, esto que vaya por delante.

    Otro para ti.

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