domingo, 24 de febrero de 2013

Eva Puyó


Objetos robados
La temporada en que mi padre estuvo en el paro entraron en casa muchos objetos robados. Mi padre se levantaba temprano para leer gratis los anuncios del periódico en la sede del Heraldo y regresaba a casa sobre el mediodía, cargado con bolsas de las que extraía los más diversos objetos. Normalmente eran regalos para mi hermana o para mí. Una colonia, un libro, un disco. Nos los ponía delante de los ojos: “¿Os gusta?”, o, “Lo tenéis ya?”. Nosotras probábamos el olor de la colonia, leíamos la contraportada del libro o escuchábamos en el radiocasete de cas la cinta de música. Las dos sabíamos, sin embargo, que eran objetos que no se podían cambiar o devolver en la tienda. Que eran objetos robados.

Mi padre no es un ladrón. Al menos, en sentido estricto. Creo que jamás se atrevería a entrar en un establecimiento, ponerse de espaldas a las cámaras de seguridad e introducirse algo en un bolsillo oculto de la chaqueta. Mi padre, simplemente, compraba objetos robados.

(Fragmento de Ropa tendida, Xordica, 2007)


Foto de Eva Puyó: Lara Albuixech


1 comentario:

  1. Y qué si eran robados. A estas altura de la historia robar es el deporte nacional, no????

    Me alegra volver, estoy bien, y antes también, ya hablamos.

    Un abrazo.

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