Conozco a un tipo que cuantifica el tiempo no por horas, días o meses (como cualquiera, vaya), sino por los kilos que hemos ganado o perdido desde la última vez que nos vimos; otro que sólo habla con símiles futbolísticos (sospechosamente parecidos a términos bélicos, haced la prueba); está el que siempre sonríe, así le estés mentando a la madre; otro, al que es mejor que no le saques el tema laboral porque estás perdido; el típico cinéfilo que anda como un cowboy y se viste como un gángster, el que solamente habla de vinos y cosechas…
Y también, aunque ya no estoy muy seguro a tenor de los ejemplos, conozco a gente normal.
Claro, que habría que preguntarles a ellos como me ven a mí, que seguro que también tengo lo mío.
Es verdad esa clase de tipos existen y no son parte de nuestra imaginaciòn,es màs forman parte de nuestro quehacer cotidiano,.Cada uno de nosotros tiene lo suyo ya que nadie es perfecto.Daniela V.
ResponderEliminarEn el mundo de la literatura, los que saben te ven como un aspirante a poeta menor. Como mucho, una voz del coro, pero nunca como una primera voz. Alguien que intenta ser lo que no es, tratando de ser humorístico, además, sin haber sido tocado por la gracia. Refugiado en la trinchera de una ironía de escasa categoría moral mediante la que intentas empatizar con los otros, algo que se queda en mero intento, te ven buena planta de soldado destinado a morir. También te ven un mérito que no es moneda corriente: que no das la tabarra por mucho que lo intentes.
ResponderEliminarObjetivamente, esa es la verdadera imagen que transmites de ti mismo.
Un saludo.
Gracis, Daniela, por tu comentario.
ResponderEliminarTienes toda la razón: Nobody is perfect.
Un saludo.
La propia firma de tu ¿texto? anula cualquier atisbo de razón que pudieras llevar.
ResponderEliminarPuedes perder tu tiempo otra vez si te da la gana opinando lo que quieras, pero esta es toda la respuesta que tendrás; no tengo por costumbre debatir con quien no da la cara.