Blanco
en el sudario de los niños que mueren,
en los pómulos helados de la nieve,
en las tardes de tedio y soledad,
en la distante suavidad del talco,
en los páramos azotados por un frío que no es posible,
en la majestad de la lechuza,
en la incertidumbre de las margaritas,
tras la agonía de los sustantivos.
"Del blanco al negro, sólo un parpadeo", decía yo en un poema de "Del verbo y la penumbra". Tu poema, por la sola evocación de la palabra "blanco", me lo ha recordado. En tu caso, sin embargo, el blanco corre por otros derroteros, hacia la desembocadora de los demás colores que, como ya ha quedado aquí dicho, tanto sugieren.
ResponderEliminarUn abrazo.
"...Tras la agonía de los sustantivos..." ¡Soberbio, Elías!
ResponderEliminarMis aplausos.