Lo dicho anteayer en esta misma ventana a propósito de Ángel Campos Pámpano, vale para José Viñals Correas.
Tuve la suerte de considerar a ambos mis maestros, tuve la desgracia de perderlos con un año de diferencia.
Hoy hace dos años de la muerte del segundo.
Y la mejor manera que se me ocurre de recordarlo es con su poesía.
El poema siguiente pertenece a Elogio de la miniatura (La Poesía, señor hidalgo, 2002), libro que él tuvo la generosidad de dedicar a mi familia.
11Mi caballo tiene ojos de nutria, tiene el pelo sedoso de la pantera negra. Mi caballo tiene la cresta de cacatúa enamorada. Mi caballo es de hoguera nocturna a la manera de los ritos equinocciales. Mi caballo tiene alma humana y flores rojas en la frente que destilan el licor de los sueños. Mi caballo es el mejor amigo de la penumbra y galopa con ella a lomos como si se tratase de una hembra. Mi caballo no recula nunca. Hay fervor en sus cascos.
Te honra recordar a tus amigos en los aniversarios de su muerte, como lo haces hoy con este poeta José Viñals. Cuando muera, me gustaría dejar en este mundo amigos como tú.
ResponderEliminarFeliz domingo.
El don de la palabra poética de Viñals es evidente que hay que seguir reivindicándolo y la mejor manera es seguir mostrando páginas como estas por quienes conocéis con amor y detalle su escritura. Que circule su obra para que no se olvide ni muera.
ResponderEliminarEste es un claro caso de que la calidad creativa en no pocas ocasiones es superior a la "vida de la fama" de otros más exitosos y pasajeros escritores. Hizo lo que tocaba, escribir bien. Luego, la historia de la literatura sabemos que es injustamente relativa.