viernes, 11 de noviembre de 2011

Romancillo (o así) del ginecólogo*


La señora en la camilla,
toda lista y ya dispuesta
con las piernas bien abiertas,
aireaba la almejilla
en espera del doctor.
Entró tan docto señor,
saludó como al desgaire,
e inspirando bien el aire
que desprendía, amoroso,
la sonrosada abertura,
tal que oso en la natura
se aprestó a la exploración.

No lo hiciera, no señor,
que fue como ver a un miura,
y esto no es ninguna broma;
le acometió tal temblor
al percibir el aroma
que desprendía la gruta,
que dio un respingo, un traspié,
casi a punto de a caer
como boxeador en lona,
como en canasto la fruta.

Agarró unas castañuelas
y se marcó un zapateado
que dejó todo asombrados
a clienta y parentela.
Y al contestar la pregunta
de la dama ante el tormento,
del porqué del movimiento,
de a cuenta de qué el lolailo,
respondiole muy contento:
“Tú me "cantas", yo te bailo”.


*Este romancillo (o así) tiene su origen en un chiste que me contó mi hija Alba, que está hecha una sinvergüenza.

5 comentarios:

  1. ¡Qué arte más grande! Tú te habrás inspirado en el chiste de tu hija, pero le chiste debe el resultado de la inspiración de un abnegado doctor. Pobres, lo que algunas veces tienen que aguantar…
    Buenos días.

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  2. Como derivación del "chisneto" (chiste en soneto, para quien aún no tenga referencia de tal género), a éste podríamos denominarlos "chismancillo", o algo así (de chiste y romancillo, claro). Ha quedado bien, aunque con algún verso huérfano de rima. Ahora, vaya, vaya, con tu hija Alba, los chistes que se sabe (con el guiño cómplice y correspondiente, claro.)

    Un abrazo.

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  3. Genial, Elías. Yo a veces también me he puesto a versificar chistes, y se lo pasa uno en grande escribiendo. Como lector, ahora, también me lo he pasado en grande.
    Un abrazo

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  4. Qué arte tienes, maestro. El mismo que el ginecólogo. Un saludo.

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  5. Me he encontrado este blog por azar, pero me ha enganchado. Lo enlazo al mío.
    Salud,

    AG

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