A las buenas, señores Reyes:
Yo este año iba a pasar de escribiros porque nunca me traéis lo que pido, pero me ha dicho el padre Andrés que como no escriba la carta, me voy de monaguillo con él tó el curso y me quedo sin recreo por lo menos hasta Semana Santa. Chantajista.
Así que ya veis cómo empezamos, con un pelín de mosqueo. Pero como no quiero que me pille el toro de que el cura cumpla su amenaza, que éste no es de los que amenazan en vano, ahí va mi carta.
Eso sí; antes de pediros nada (que también ha dicho que pa eso son estas cartas, pa pedir lo que queramos), quiero que me expliquéis una cosa que no tengo yo mu clara: a ver, a vosotros, ¿por qué os llaman magos? Lo de reyes, bueno y pase, que no digo yo que no haya reyes raros por ahí que se chupen un montón de kilómetros montaos en camello y con el culo a cuadros de tanto traqueteo pa ver a un rorro cagón y llevarle oro, incienso y mirra (¿qué puñetas será la mirra?), pero magos… Magos ¿de qué? Venga hombre. A otro perro con ese hueso.
A mí nadie ha sabío darme razón de vuestras magias, ni se os ha visto nunca haciendo trucos de cartas o de manos, nada por aquí, nada por allá, ahora saco el conejo del sombrero, ahora los pañuelos de colores por la boca…
O lo de la monedita de detrás de la oreja, que eso sí que mola que lo flipas.
Porque pa mago, mago, pero de los de verdad de la buena, mi tío Paco, un figura más chulo que un ocho al revés que lleva en el paro desde que salió de la mili (y luego, de la trena, que le cayeron tres años por estafa, aunque él lo deja en apropiación indebía provisional porque pensaba devolverlo tó antes de que lo pillaran) que está siempre rodeao de tías macizas y tiene un Mercedes 500 plateao con los asientos de cuero y un apartamento en primera línea de playa en Torrevieja, Alicante. Porque ya me diréis si no: si esto no es magia, a ver cómo lo hace el tío, que nos tiene asombraos de cómo se lo monta sin dar ni golpe.
O el Tamariz ese, el de la tele, el de los pelos asustaos y el sombrero horroroso, que si no es por la magia a ver cómo se ha casao un tío tan feo, que lo tiene que tener prohibío de horroroso que es el menda. Aunque a lo mejor es que ha hipnotizao a la mujer, que me sé yo de magos que también te hipnotizan pa que hagas lo que ellos quieran, y mientras estás dormío te hacen perrerías de toas clases, y bien que se ríen de ti. Y luego, cuando te despiertas con una cara de gilipollas que pa qué, no te acuerdas de ná.
Pero bueno, a lo nuestro: como pedir es gratis, y a lo mejor este año suena la flauta, ahí va, apuntarlo bien apuntao, eh, a ver si se os va a olvidar: quiero un Exín Castillos, la caja grande de los Juegos Reunidos Geyper, el Madelman Policía Montada del Canadá, la equipación completa del Rayo Vallecano (con botas de tacos y balón de reglamento), el fuerte Comansi, un Scalextric de tres pistas y la escopetilla pajarera. También quiero el puñetero cubo de Rubik, que ya va siendo hora de que le meta mano en serio, que lo hacen hasta los parvulitos de mi cole en un pis pás y yo no paso del verde y el blanco mientras se me chotean en los morros los mocosos del babi.
¡Ah!, que se me olvidaba casi lo más importante: traerme también una Nancy Chinita (pero esto no se lo digáis a nadie). No pa mí, claro, no vayáis a pensar… Es pa dársela a la Chelo, que sé que le gusta mucho, a ver si así me deja verle las bragas de una vez. Que eso sí que sería un regalazo, anda que no. Si no os queda la Nancy, yo creo que con la Barriguitas también me apaño.
Me ha dicho el padre Andrés que en la carta también hay que pedir por los demás, los negritos del África, la paz en el mundo, que se acabe el hambre y las guerras y ésas cosas, pero yo le he oído bien clarito muchas veces que la caridad bien entendida empieza por uno mismo. Bueno, pues vale: pido también por los negritos, los chinitos, los esquimales y el sursum corda, que no sé lo que es, pero por si acaso. Pero me pido primer.
Y otra cosa os digo: como este año no me traigáis los regalos de una puñetera vez, os juro que me paso al gordo de las barbas y los renos con tó el equipo y perdéis un cliente pa los restos.
Así que vosotros veréis.
No os pongo la dirección porque ya la sabréis de otras veces ¿no?
Que sólo faltaba que la hayáis perdío.
Curro.
¡Menudo es el Curro! ¡Cómo pa' que no le traigan lo que pide! Como suele decirse: "al pan pan y al vino vino". O, también, como dice el cómico Félix El Gato: "Al pam pam; Albino, vino" (bueno, esto no deja de ser una chorrada por asociación de ideas).
ResponderEliminarSólo me gustaría que el Curro volviese a dar señales de vida el 6 de enero, a dar cuenta de cómo le ha ido. Porque igual, si le traen lo que pide, tengo yo que volver a escribir cartas de esas, que dejé de hacerlo hace tiempo, porque los tales Magos (que lo de la magia yo tampoco lo he visto nunca) no hacían ni caso.
Y que lo dejo, que me enrollo mucho.
Cómo se huelen, Elías,
las fiestas y mazapanes,
el belén, los villancicos,
los cavas y los turrones.
¡Ay, si además
de tanto jubileo
se amase más!
Un abrazo.
Pues mucho me temo, querido Antonio, que el Curro se va a quedar con un palmo de narices.
ResponderEliminarDe momento, y según sugieres, me ha dicho que ya tiene la carta medio prepará si los reyes no cumplen.
Que me da a mí en la nariz que no van a cumplir.
Un fuerte abrazo.
Joer, Elías, esto sí que es una carta a los Reyes y lo demás cuento. Me he reído a gusto, y no es baladí(sobre todo en estos tiempos). Por aquí nos veremos. Feliz Año.
ResponderEliminarPues yo creo que tiene posibilidades el chaval. Otra cosa es a ver dónde encuentran los Reyes esos juguetes. Creo que el madelman buzo en buen estado de conservación cotiza una pasta. Y mi madre que tiró toda la colección, hasta el Autocross y las películas de Goofy del Cinexín...
ResponderEliminarYa nos cuentas mañana, un abrazo.
Pues que se lo curren, que pa eso son magos.
ResponderEliminarY si no, que no vayan presumiendo.
Difícil sería pa ti y pa mí, pero pa ellos...
No sé, no sé, tengo las mosca zumbándome en la oreja.
A ver qué pasa.
Un abrazo.