Verde
en el bronce turbio de las campanas,
en las guaridas de los cobardes,
en el filo de las tardes de emboscada,
en el cobre oxidado y tibio de las cúpulas catedralicias,
en las canciones de los niños que juegan,
en la esfera irregular de los relojes,
en el semen del unicornio y el centauro,
sobre la antigüedad sin tiempo de las secuoyas.
Nuevamente, chapeau.
ResponderEliminarUn abrazo,
Ya lo sabes, me pierden tus colores.
ResponderEliminarBesos glaucos.
Gracias a ambos, Paloma y Antonio.
ResponderEliminarEsta serie se acaba con el próximo color.
Abrazos cromáticos.