domingo, 21 de julio de 2013

Callejero


Estoy seguro de que habrá hermosos nombres de calles por ahí, en cualquier ciudad o país, en cualquier latitud o meridiano. Pero también lo estoy de que pocos lo serán tanto como este bellísimo octosílabo -Tránsito de las ballenas- que ennoblece con sus cuatro palabras una de las esquinas, cara al puerto deportivo de la ciudad, de un pasaje cercano a la antigua fortificación militar del cerro de Santa Catalina en Gijón.

Un octosílabo huérfano que merece la compañía de otros en un poema que quizás, tal vez, algún día me vea capaz de escribir sin menoscabar demasiado su belleza para no incurrir justamente en la ira cetácea y marina. O en la terrestre y humana.

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