Hace un tiempo, José María Castrillón y Jordi Doce hicieron una llamada desde la cabina de mandos de Las Razones del Aviador. Una llamada erótico-literaria a la que nos fuimos sumando algunos pasajeros que ya hemos volado en esa misma "aerolínea".
Ya ha aparecido la primera entrega donde acompaño en el pasaje a Ana Gorría, Eduardo Moga, el propio José María Castrillón y Larry Cool (con un poema traducido por Mario Domínguez Parra) con el siguiente microrrelato.
Onanismo doble
Mi
mujer y yo somos la mar de felices: el sexo, ese regalo de los dioses, es
nuestra razón de ser como pareja, nuestro nexo de unión más fuerte y perdurable,
un anclaje cotidiano -y gozoso en grado sumo- al que no estamos dispuestos a
renunciar bajo ninguna circunstancia. Llevamos años practicándolo casi a diario
y, aunque os parezca mentira, no ha habido entre nosotros ni un roce, ni una
mala palabra, ni un reproche al respecto. Y mira que este es un asunto propicio
como ninguno para arruinar una relación a poco que te descuides.
Para
evitar el riesgo de una tormentosa y siempre desagradable ruptura, hace tiempo
nos pusimos de acuerdo en una puesta en escena que hasta ahora se ha demostrado
infalible para apuntalar la convivencia: sentados en los sillones de oreja,
frente a frente, ponemos nuestros sexos al aire, y hala, a darle cada uno al
suyo con fantasía y aplicación.
Con
tal cotidiana práctica, hemos desarrollado métodos que os costaría creer; aparte
de placenteros al máximo, cómodos, limpios y eficaces como pocos.
Y
hemos alcanzado tal grado de pericia y
compenetración que los orgasmos, en la mayoría de las ocasiones, se producen
casi al unísono, lo que, quieras que no, acrecienta el goce.
-Te
quiero, cariño -nos decimos al acabar, todavía acalorados y con la satisfacción
de lo bien hecho en el rostro, a flor de piel.
Eso
de que el roce hace el cariño no tiene porqué ser verdad. ¿Verdad?
En
breve cumpliremos nuestras bodas de plata.
Feliz viaje a los lectores.
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