Durante
mucho tiempo no entendí la relación entre la fisión (¿o es fusión?) nuclear
y el nombre de esas dos escuetas piezas de tela -y cada vez lo son más, que casi muestran más de lo que ocultan- que las mujeres lucen en playas y
piscinas, cuando no en terrazas y jardines: el bikini.
Hasta
que, con el tiempo y la experiencia que éste se supone que otorga, he llegado a la conclusión de
que muchas mujeres son para nosotros exactamente eso: una imprevista explosión nuclear
de cuyos duraderos y devastadores efectos somos incapaces de recuperarnos durante toda la vida.
Con
o sin bikini, tanto da.
El cuerpo es cuerpo, con o sin bikini.
ResponderEliminarSaludos.