viernes, 26 de abril de 2013

Tic tac, tic tac, tic tac


Ante los relojes que mueren, el tiempo, durante un tiempo, se queda perplejo, indeciso, como si no supiera muy bien qué dirección tomar, si adelantar o retrasar.
Superado el momento de estupor, retoma implacable, tenaz, obsesivo, su ominoso tic tac de siempre.

2 comentarios:

  1. Aguda observación, Elías. Así el reloj, con vida propia, viene a advertirnos de las trampas del tiempo.

    Fuerte abrazo.

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  2. Pensé que el tiempo estaba seguro de si mismo y no se permitía titubeos. Nadie es perfecto.

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