jueves, 12 de septiembre de 2013

Perezoso



Para qué vamos a engañarnos; yo creo que siempre lo he sido un poco -o un mucho, quizás porque he recibido más de un merecido reproche al respecto-, pero según pasa el tiempo me voy volviendo cada vez más perezoso e indolente, como si estuviera entrenando con desgana para un campeonato de holgazanes en el que tampoco me importara en exceso quedar el último. O el primero, según se mire.

Es por eso por lo que mi opinión sobre el concepto de trabajo es un tanto heterodoxa. Lo diré: a mí me parece que goza de un prestigio inmerecido, de un valor exagerado.

Al menos si ese trabajo del que hablamos es el que nos vemos obligados a hacer en contra de nuestra voluntad y por una mera cuestión de supervivencia.
Que en mi caso, y en el tuyo, me temo, suele ser casi siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario