41 Nunca has expuesto tu vida, tu libertad, tu seguridad, tu comodidad, por una causa- critican a Luder-. En una palabra, nunca te has comprometido.
-¿Cómo? ¿Les parece poco que haya comprometido así mi reputación?
-¿Cómo? ¿Les parece poco que haya comprometido así mi reputación?
42 Lo maravilloso de este paisaje- dice Luder durante una excursión a los arenales de la costa- es que aquí no hay cabida para las expansiones sentimentales. Salicio y Nemoroso hubieran enmudecido en estos médanos y sus musas muerto de erisipela. ¡De cuantas malas églogas se hubiera librado nuestra literatura!
43 ¡Cómo me hubiera gustado conocer a Goethe, a Sthendal, a Hugo, a Joyce!- exclama un amigo entusiasta.
-¡Ah, no!- protesta Luder-. No los hubieras aguantado más de cinco minutos. Casi todos los grandes escritores son unos pesados. Sólo la muerte los vuelve frecuentables.
44 Encuentran a Luder abatido ante una revista abierta.
-¡Dicen aquí que mi estilo se acerca a la perfección!
-¿Y eso te molesta?
-¡Naturalmente! El gran arte consiste no el perfeccionamiento de un estilo, sino en la irrupción de un nuevo estilo.
43 ¡Cómo me hubiera gustado conocer a Goethe, a Sthendal, a Hugo, a Joyce!- exclama un amigo entusiasta.
-¡Ah, no!- protesta Luder-. No los hubieras aguantado más de cinco minutos. Casi todos los grandes escritores son unos pesados. Sólo la muerte los vuelve frecuentables.
44 Encuentran a Luder abatido ante una revista abierta.
-¡Dicen aquí que mi estilo se acerca a la perfección!
-¿Y eso te molesta?
-¡Naturalmente! El gran arte consiste no el perfeccionamiento de un estilo, sino en la irrupción de un nuevo estilo.
45 Nunca alcanzarás a los ricos- le dice Luder a un amigo mundano y arribista-. Cuando te mandes hacer tus ternos en Londres, ellos ya se los hacen en Milán. Siempre te llevan un sastre de ventaja.
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