Me acuerdo de que Georges Pérec tenía un gato negro que se le plantaba en el hombro como el loro de un pirata.
* * * * *
Me acuerdo de que Jiri Orten murió atropellado por una ambulancia germana durante la ocupación nazi de Praga.
Con apenas vientidós años, dejó tras de sí un rastro de poemas tan auténticos como su sangre.
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