martes, 17 de noviembre de 2015

Un poema de Eugénio de Andrade




Ahora las palabras

Me obedecen ahora mucho menos,
las palabras. Rezongan
por todo, no hacen
caso de lo que les digo,
no respetan mi edad.
Probablemente se hartaron de las riendas,
no me perdonan
la mano rigurosa, la indiferencia
por el fuego de artificio.
Me gustan, nunca he tenido
otra pasión, y durante muchos años
ellas también me quisieron: bailaban
a mi alrededor cuando las encontraba.
Con ellas hacía lumbre,
soportaba mis días, pero ahora
están ariscas, se me escapan de entre
los dedos, se burlan
si intento retenerlas. ¿O será que
ya sólo busco las más encabritadas?

(De La sal de la lengua, incluido en Todo el oro del día, Pre-Textos, 2001).

Traducción de Ángel Campos Pámpano

No hay comentarios:

Publicar un comentario