miércoles, 19 de noviembre de 2014

Pégola y bungavilla



Largo 5 de Outubro (Sesimbra)

De tan enorme, la pérgola de buganvillas se me antoja vulnerable, cercana a la ternura en su vieja majestad, como un boxeador sonado, como un útero abierto a todos los vientos y paseantes de ahora.

Bajo su sombra circular escucho palabras en otra lengua: los paisanos discuten levemente sobre la pesca de la mañana, dos niñas se besan en un saludo, un perrillo de lanas me huele con cautela y me sabe extraño y de paso…

He puesto un pétalo rosa -¿o es malva?- de la planta entre estas páginas.

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