jueves, 28 de agosto de 2014

Sarajevo


Mirad esa sangre derramada en el asfalto y sobre la conciencia de Europa, ensuciando los ojos y las manos de todos y cada uno de nosotros.

Hasta hace un rato fluía, cálida y milagrosa, dentro del cuerpo de un niño. Una bestia sin sangre la ambicionaba. La cobardía mata desde lejos, sin mirar a los ojos.

¿Preguntáis de quién es esa sangre? La respuesta es roja: nuestra. Esa sangre tiene el color de nuestra culpa.

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