miércoles, 30 de agosto de 2017

Francamente molesto


Era uno de esos tíos con repugnantes boqueras en las comisuras que escupen salivilla cuando hablan poniéndote perdido de minúsculos esputos y mala baba, igual que curas de sotana y sacristía repartiendo hisopazos al personal a diestro y siniestro.
Hasta hoy, cuando he sido yo quien le ha rociado de plomo a base de bien antes de que abriera la boca de nuevo e intentara besarme.
¡Qué asco!

Imagen: Weegee

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