miércoles, 16 de agosto de 2017

En formación


De una formación de pájaros que pasa volando a media altura, de repente se ha desplomado uno de los que iban en cabeza. Inmediatamente ha sido sustituido por otro en su lugar. El ave ha caído casi a mis pies, pareciera que hubiese sufrido un infarto fulminante en pleno vuelo, una fatiga invencible en las alas. O acaso era ya cumplida su hora vital. 
Lo he recogido del suelo y en apenas un par de minutos se me ha muerto entre las manos sin ni siquiera un trino de queja, un gorjeo, un postrer aleteo. Lo he depositado junto a unas piedras y unos matojos resecos a la sombra. 
Los insectos, o tal vez algún gato de esos medio asilvestrados que merodean por aquí darán buena cuenta de él. 
La bandada se ha perdido, indiferente al drama, batiendo alas hacia el ocaso.

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