miércoles, 11 de junio de 2014

Charles Simic en tranvía



Hace unos años, mi amigo José Ángel Cilleruelo, El Visir de Abisinia, en un rasgo de generosidad -él es así, generoso y cercano-, me nombró "Tranviario de servicio" de su también fantástico blog delostranvías.
Es un título que he incorporado a mi exiguo currículum y del que presumo con orgullo en cuanto se presenta la ocasión.
Hoy hago uso de él para colgar aquí este texto de Charles Simic con tranvía dentro que he encontrado en sus memorias, Una mosca en la sopa, publicadas por Vaso Roto en 2010.

"Había trabajado como conductor de tranvía de una línea que pasaba por delante de casa de mi abuelo. Cada vez que veía a algún miembro de la familia en la parada pasaba de largo y les amenazaba con el puño. Por suerte ese trabajo no le duró mucho. Una noche, cuando los tranvías habían dejado de circular, se le ocurrió sacar a su novia de paseo por las oscuras y tranquilas calles de Belgrado. Iban a toda velocidad, haciendo sonar la campana constantemente. Despertó a la ciudad entera. Le despidieron".




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