A lo mejor sería bueno corregir los poemas propios junto a un buen fuego en la chimenea y dejarse ganar más por el impulso que por la complacencia y la vanidad.
Olga, Antonio: pues no es la primera vez que lo hago ni, espero, será la última. Desde luego es como que decís: drástico e impío, sin dejar de ser terapéutico. Y así y todo...
¡Drástico! Acaso, terapéutico.
ResponderEliminarAbrazos.
Correcciones definitivas sí serían;-))) yo soy muy partidaria: no hay que tener piedad.
ResponderEliminarUn beso.
Olga, Antonio: pues no es la primera vez que lo hago ni, espero, será la última. Desde luego es como que decís: drástico e impío, sin dejar de ser terapéutico. Y así y todo...
ResponderEliminarBeso y abrazo.
Uy, se me ha colado ese "que" rebelde. No le hagáis caso.
ResponderEliminarNo hay mejor destino para la poesía que avivar el fuego, mientras su autor charla o bebe vino. Un abrazo.
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