Las arpas están hechas para manos de mujer.
domingo, 30 de julio de 2017
sábado, 29 de julio de 2017
Monólogo
En el escenario desnudo, una actriz joven, poderosa,
con notables registros pese a su juventud, interpreta con maestría el monólogo
escrito por uno acerca de la figura de Juan Ramón Jiménez y donde “Platero”,
recién desembarcado en el puerto de Nueva York tras una penosa travesía,
desconfiando de lo que le espera en manos del poeta desgrana, una tras otra,
todas las espigas de la gavilla de agravios en contra de su creador, empezando
por la incomodidad del viaje y acabando por su estulticia.
Lo más sorprendente de la función para mí: la voz
femenina allí donde uno había imaginado una voz recia y callosa, de hombretón
de vuelta de todo y sin pelos en la lengua. Con una dicción perfecta, con las
inflexiones y los énfasis en su momento y lugar, con los gestos precisos,
para quien mira y escucha, los diez, quince minutos escasos de la
representación se le hacen cortos. Y uno, que no está dotado para el teatro más
que como espectador (y aun de esto ni siquiera estoy seguro) no puede por menos
de emocionarse ante lo que esa voz, esa hermosa presencia ha hecho con el texto
que empezó a gestarse en un parque, entre cervezas, y casi como sin querer, una
calurosa tarde de junio bajo los árboles.
Y uno, el mismo de antes, con su poquito de vanidad a
cuestas, acaba la noche del estreno como debía: también entre amigos y
cervezas, con besos de despedida hasta la próxima.
Aprovechemos las duras que ya vendrán las maduras.
Telón.
viernes, 28 de julio de 2017
Anestesia
El día en que de verdad se nos despierte la
conciencia, o le administramos de urgencia otra dosis de anestesia o nos
volvemos todos locos de remate.
jueves, 27 de julio de 2017
miércoles, 26 de julio de 2017
martes, 25 de julio de 2017
Cuchillo, laberinto, alondra
¿Quién no se ha herido alguna vez con la palabra
cuchillo, se ha perdido en el laberinto, ha volado con la alondra?
lunes, 24 de julio de 2017
miércoles, 19 de julio de 2017
Desván
A
veces tenemos recuerdos que no sabemos. De golpe nos asaltan imágenes y
sensaciones que estaban ahí como en suspenso, arrumbadas en algún archivador
polvoriento en el desván de la memoria pero pendientes de su oportunidad para
salir de nuevo a escena; son como esos peces del fango que se tiran años y años
sepultados en el barro reseco esperando una lluvia benefactora que los libere
de su sarcófago de olvido y tierra resquebrajada; como esa actriz en declive
que un joven director rescata de su retiro y pone de nuevo en escena para
alegría de sus fans; como esas plantas prehistóricas que florecen una vez cada
decenios tan solo para morir un día después y comenzar un nuevo ciclo vital
desde el germen que han dejado. O tal vez son más semejantes a minúsculas
carcomas que, armadas de paciencia y tercas en su voracidad, un día cualquiera empiezan
a horadar laberintos y túneles en la viga de madera (la memoria) minando la
materia que es su morada y alimento hasta derrumbarla entre nubes de serrín y
morir con ella.
Un
olor, una mirada, el vuelo de una falda, una canción… son motivos suficientes
para que ese pez del fango, esa planta antigua renazcan y florezcan de nuevo.
Foto de Emmanuel Sougez
domingo, 16 de julio de 2017
viernes, 14 de julio de 2017
Explosión
Desaparecer como esos viejos edificios que se desploman producto de una explosión controlada: procurando causar a lo de alrededor el menor daño posible.
jueves, 13 de julio de 2017
Saberse derrotado
Saberse derrotado, sí.
Pero hay que reconocer que nadie como el ejército italiano (Brigada Littorio) para retirarse con elegancia de los campos de batalla de Guadalajara durante la Guerra Civil Española.
Como muestra, dos botones:
Huimos a la desbandada con valor increíble.
Nos retiraremos valerosamente seguidos de cerca por el enemigo, pero no permitiremos que nos alcance.
A ver quién lo mejora.
Citas leídas en La felicidad de la tierra, diario de Manu Leguineche publicado por Alfaguara en 1999.
miércoles, 12 de julio de 2017
Tábanos, avispas
Hay días en que uno preferiría que le picasen los
mosquitos, y aun los tábanos o las avispas, a tener que soportar esos otros
picotazos malignos que son algunas opiniones y argumentos falaces.